Una amarga lucha por la justicia
El antiguo jefe del Parque Nacional de Kaeng Krachan (KKNP), Chaiwat Limlikit-aksorn, y otros tres guardas del parque han salido libres del asesinato de Porlajee "Billy" Rakchongcharoen, activista indígena karen en defensa de los derechos humanos. La fiscalía estatal retiró los cargos contra ellos el 23 de enero de 2020.
La esperanza de Pinnapa "Muenoor" Prueksapan de que se haga justicia por el asesinato de su marido se aleja rápidamente. No fue hasta el 28 de noviembre de 2019 -hace apenas unos dos meses- cuando el Departamento de Investigaciones Especiales de Tailandia emitió órdenes de arresto contra los guardabosques acusados tras encontrar el cuerpo de Billy quemado dentro de un barril de petróleo en abril de 2019. Hasta entonces, el caso de Billy era un caso de desaparición.
A lo largo de estos años, Muenoor, madre de cinco hijos, no dejó de buscar a su marido y de luchar por que se hiciera justicia con su asesinato. La gran atención pública recibida en Tailandia y en la comunidad internacional ha tenido un gran impacto en el progreso del caso. Por un lado, ayudó a presionar al Departamento de Investigaciones Especiales de Tailandia para que estudiara el caso de Billy en 2018, después de haber rechazado inicialmente la insistente apelación de Muenoor un año antes. Pero con el reciente desarrollo, queda por ver si el Departamento de Investigaciones Especiales le volverá a fallar.
El abogado de Muenoor confía en que el Departamento de Investigaciones Especiales argumente contra la decisión del fiscal del Estado y pida que los cuatro guardabosques se enfrenten a los cargos de asesinato. Pero ya está preparando un informe para Muenoor ante la posibilidad de que tenga que presentar los cargos penales por su cuenta.
Los cuatro guardabosques sólo tendrán que rendir cuentas por cargos menores, es decir, por no entregar a Billy a la policía cuando lo detuvieron por recoger supuestamente miel silvestre en el bosque el 17 de abril de 2014. Esa fue la última vez que Billy fue visto con vida.
La historia de cómo nunca consiguió volver a casa después de que los cuatro guardabosques del KKNP lo detuvieran ha llamado ampliamente la atención de muchas personas activistas locales tailandesas, incluidos varios grupos internacionales de derechos humanos. Desde que su aldea fue brutalmente desalojada en 2011, y tras haber soportado las penurias resultantes de la brutal expulsión de su bosque, estuvo organizando activamente a las comunidades indígenas karen de Kaeng Krachan. Sin que Billy lo advirtiese, su lucha por su derecho y el de sus comunidades a vivir en el bosque se fue ganando la ira de las autoridades del KKNP. El día que fue detenido llevaba consigo pruebas que inculparían a Chaiwat por la quema de sus casas de bambú y graneros de arroz.
En noviembre del año pasado –inmediatamente después de que se emitieran las órdenes de detención– los cuatro guardabosques fueron puestos en libertad bajo una fianza de 800.000 THB (unos 26.000 USD) cada uno. Ese mismo mes, el secretario del Ministerio de Recursos Naturales y Medioambiente acordó trasladar a Chaiwat del área protegida de Ubon-Ratchathani a la Oficina Provincial de Recursos Naturales y Medioambiente de Pattani, situada en el extremo sur de Tailandia. El secretario negó que el traslado tuviera algo que ver con la implicación del jefe del parque nacional en el caso de asesinato.
Según la representante de Protection International en Tailandia, Pranom Somwong, el traslado preocupa seriamente a las personas defensoras de derechos humanos y a las comunidades locales que viven en el extremo sur de Tailandia. Dijo que el extremo sur tiene una situación aún más desoladora que el resto del país. Los incidentes de infracciones o violaciones de derechos humanos rara vez reciben atención pública, sobre todo cuando son llevados a cabo por altos funcionarios del gobierno.
Munor comparte su opinión sobre la Ley de Parques Nacionales en el pueblo de Bangkloi, Kaengkrachan.
Foto de: Indigenous Media Network, Thailand
En nombre de la conservación
El caso de Billy es sólo uno de los numerosos incidentes de criminalización contra miembros de comunidades indígenas en Tailandia. Pero su caso es sin duda una previsión alarmante para el futuro de los 5 millones de pueblos indígenas autoidentificados en el país, especialmente para aquellos que se atreven a levantarse y luchar por sus derechos. Los pueblos indígenas de Tailandia, que suelen vivir en zonas remotas y se consideran en su mayoría apátridas, se enfrentan a una ardua batalla con las autoridades que aplican las despiadadas políticas de conservación y medioambiente del gobierno.
Las personas activistas por el derecho a la tierra han condenado la Ley de Parques Nacionales y la Ley de Bosques Comunitarios de Tailandia, actualizadas en 2019. Ambas leyes se han utilizado para justificar los desalojos, a menudo brutales y sin contemplaciones, de las y los habitantes de los bosques, cuyas prácticas agrícolas tradicionales se consideran contrarias a los esfuerzos de conservación del país.
Las comunidades indígenas karen llevan generaciones trabajando las tierras y los recursos naturales del bosque de Kaeng Krachan gracias a sus creencias, prácticas tradicionales y conocimientos. Un mapa militar fechado en 1912 muestra que la aldea de Billy ha estado en el mismo lugar durante al menos un siglo. La declaración de la zona como parque nacional no fue hasta 1981. Pero las contribuciones de las comunidades karen conservar el bosque, lo suficiente como para ser declarado parque nacional, no se tienen en cuenta a la hora de formular o aplicar estas leyes.
La amplia atención prestada al caso de Billy y al despiadado desalojo de las comunidades karen en el KKNP ha sido importante para que el Comité del Patrimonio Mundial reconsidere su decisión de reconocer el KKNP como sitio de la UNESCO. Pero como el interés del público está disminuyendo gradualmente, el gobierno tailandés está de nuevo ansioso por apelar a la UNESCO. A menos que el apoyo local e internacional sea similar al de la decidida Meunoor, que sigue luchando por la justicia por el asesinato de Billy, el gobierno tailandés puede hacer que la UNESCO reconsidere su apelación y, lo que es peor, que endurezca aún más sus esfuerzos de conservación.
[IPRI agradece a Pirawan Wongnithisathapor y Phnom Thano su ayuda en la elaboración de este artículo.]
Imagen de la pancarta y del título: Munor y sus hijos mientras exigen justicia para su marido en la Oficina del Departamento de Fauna y Flora del Parque Nacional, Bangkok
Foto de: Indigenous Media Network, Thailand