Antecedentes / Justificación

El pueblo Aeta de Luzón Central llevan una vida sencilla. Para estas personas, la tierra es la vida, por eso se dedican a la agricultura y a la vida colectiva. A pesar de los ricos recursos naturales de sus tierras, el pueblo Aeta, junto con todos los demás grupos indígenas del país, sigue formando parte del sector más pobre de la sociedad. Son víctimas, no sólo de las calamidades, sino también de las desigualdades e injusticias sociales.

A lo largo del tiempo, el pueblo Aeta ha logrado subsistir y preservar su rico dominio ancestral. Además de tierras fértiles y reservas de agua, sus vastas zonas montañosas albergan abundantes riquezas minerales. De hecho, en los más de 20 años de funcionamiento de Benguet Mines Incorporated en San Marcelino, Zambales, han extraído millones de toneladas de minerales de las montañas.

A pesar de ello, el pueblo Aeta no se ha beneficiado de las operaciones y, en cambio, sufre los efectos nocivos de la minería extractiva y negligente en la zona tres décadas después del cierre de Benguet Mines. Las reservas de agua que rodean a las comunidades se volvieron letales debido a los residuos químicos de la actividad minera. Esto, a su vez, destruyó sus cultivos, dañó sus tierras y enfermó a varias personas de la comunidad.

Esta trágica experiencia motivó al pueblo Aeta a defender sus tierras de todo intento de saqueo. En 2015, las comunidades indígenas unidas consiguieron impedir que la corporación Aboitiz y su proyecto geotérmico operaran en Zambales. Esta victoria, sin embargo, no impidió que otras empresas amenazaran las tierras ancestrales del pueblo Aeta, ya que la empresa Dizon Copper-Silver Mines Inc. intentó lanzar una exploración minera en 2020.