El 4 de febrero de 2020, Jean-Marie Kasula, junto con otros cinco hombres y dos mujeres batwa fueron procesados en un juicio de un día en el Tribunal Militar de Guarnición de Bukavu (TMGB). Se les acusó de posesión de armas y municiones de guerra, conspiración criminal y destrucción intencionada del parque nacional de Kahuzi-Biega (PNKB).
Ese mismo día, Kasula fue condenado a 15 años de prisión junto con los otros cinco hombres, mientras que a las dos mujeres se les impusieron penas de uno a cinco años. Los hombres acusados fueron multados cada uno con 5000 dólares y las dos mujeres con 200 000 francos congoleños (alrededor de 103 dólares). Las multas son por supuestos daños al PNKB, que está bajo la protección del Instituto Congolés para la Conservación de la Naturaleza / L’Institut Congolais pour la Conservation de la Nature (ICCN).
Las dos mujeres, Nsimire M'Manda y Faida Bahati, fueron puestas en libertad bajo fianza el 30 de julio y Kasula y uno de los hombres fueron puestos en libertad provisional el 27 de agosto. Pero el 21 de enero de 2021 Kasula fue detenido de nuevo después de que los ecoguardias lo encontraran supuestamente excavando el suelo dentro de PNKB en busca de minerales. Los ecoguardias tomaron fotos y vídeos de esta segunda detención y los publicaron en las redes sociales, donde se hicieron virales.
El primer caso de Kasula fue recibido con opiniones encontradas dentro de los movimientos indígenas de la República Democrática del Congo (RDC). Su segunda detención complicó aún más la situación. Desde su liberación provisional en agosto de 2020, los ecoguardias han estado acosando a Kasula y haciendo declaraciones infundadas en su contra.
Kasula representando a la comunidad batwa en un diálogo mediado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) con el ICCN en 2014 (Foto de Forest Peoples Programme)
Diel Mochire Mwenge, del Programme Intégré pour le Développement du Peuple Pygmée / Programa Integrado para el Desarrollo del Pueblo Pigmeo (PIDP), y Joseph Itongwa Mukumo, de la Alliance Nationale d'Appui et de Promotion des Aires du Patrimoine Autochtone et Communautaire en RD Congo / Alianza Nacional para el Apoyo y la Promoción de las Áreas del Patrimonio Indígena y Comunitario en RD del Congo (ANAPAC-DRC), consideran que los casos de Kasula son una vergüenza para los pueblos indígenas que se enorgullecen de su cultura e identidad como conservacionistas y de resolver los problemas pacíficamente.
“Solucionamos nuestros problemas sin el uso de las armas", dijo Mochire, y, de hecho, se dice que Kasula ha negado rotundamente que haya utilizado armas.
Sean cuales sean los hechos del caso, apoyan a Kasula, ya que lo ven como un miembro de la comunidad indígena batwa y como un hermano. Creen que merece apoyo para recuperar su libertad total, y que tanto él como las otras personas acusadas merecen un pleno acceso a la justicia. Su caso debe ser sometido al debido proceso y se les debe permitir trabajar con abogados o abogadas de su elección.
El caso de Kasula puede parecer un incidente de denegación de justicia, sobre todo si se entiende en el contexto del juicio de un día que celebró el tribunal militar. Pero, desde una perspectiva más amplia, su caso y los anteriores casos similares de encarcelamiento sin juicio representan mucho más que eso. Estos incidentes están ligados al pasado colonial de la RDC, que, entre otras cosas, está relacionado con la expulsión forzosa de las y los indígenas batwa de sus tierras y territorios ancestrales en nombre de la conservación.
Desplazamiento en el PNKB y papel del ICCN
El ICCN se creó en 1925 y el PNKB en 1970. Las y los batwa han caminado y vivido libremente en esos bosques desde mucho antes de que se establecieran estas instituciones o de la creación de la RDC como Estado-nación. Están entre las y los primeros habitantes del África subsahariana.
Han vivido allí desde mucho antes de la llegada en 1876 del despiadado rey Leopoldo II de Bélgica. Su dominio colonial impulsó las creencias racistas hacia las comunidades batwa. El colonialismo condenó a este pueblo a una vida llena de conflictos y luchas, incluso después de que la RDC obtuviera su independencia en 1960.
El término batwa hace referencia a una serie de grupos culturales que viven en los Grandes Lagos, es decir, Burundi, Ruanda, Uganda y la RDC. En la RDC residen en torno a las zonas de la región del lago Tumba, en el noroeste, así como en Kivu, cerca de las fronteras con Uganda y Ruanda, y el pueblo bambuti de la selva de Ituri, en el noreste. Son comunidades cazadoras-recolectoras que han sido desalojadas violentamente con la creación del PNKB. Desde entonces, se les ha prohibido el acceso a su bosque ancestral. Se les ha alejado de su medio de vida y de su patrimonio cultural y espiritual.
La balacera contra Mbone Christian Nakulire y su padre en 2017 a manos de los guardabosques del ICCN ejemplifica el abuso de poder del ICCN sobre las vidas y los territorios de las comunidades batwa a lo largo de estas cinco décadas. Lo que debería haber sido una jornada cualquiera de paseo por su bosque ancestral para recolectar algunas hierbas medicinales terminó con el padre de Mbone gravemente herido y él muriendo. Mbone tenía sólo 17 años.
El padre de Mbone, Munganga Nakulire, aún recuerda cuando un "hombre blanco al que llamaban Adrien Deschryver llegó con un par de líderes de la aldea y puso las cosas en su sitio". Deschryver fue el fundador del PNKB y descendiente del último ministro de colonias belga. Munganga tenía cinco años cuando él y su familia fueron expulsados del parque. Durante todos esos años, recuerda haber vivido una vida "como la de los animales, quizá incluso un poco peor”, en los márgenes del PNKB.
El ICCN aceptó pagar los gastos del funeral y dar una indemnización adicional por los daños causados a la familia de Mbone. Pero los autores de los disparos quedaron libres de cualquier proceso o consecuencia. Para ellos, fue un día más de trabajo.
El ICCN es responsable de la gestión de siete parques nacionales, incluido el PNKB. Emplea a los guardas o ecoguardas, cuyo "trabajo es proteger, conservar y gestionar los parques nacionales, las reservas y otros lugares de interés para la conservación".
Los ecoguardas llevan mucho tiempo siendo acusados de graves abusos contra los derechos humanos de los pueblos indígenas de la RDC, incluyendo violaciones y ejecuciones extrajudiciales. Su forma de conservación y gestión ha provocado constantes enfrentamientos con las comunidades batwa.
Los ecoguardas de otros parques nacionales de la RDC no son diferentes de los del PNKB, como revela un de BuzzFeed. El reportaje también desveló cómo el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la principal organización conservacionista del mundo, ha hecho la vista gorda ante estas violaciones durante años.
Discriminación hacia las y los guardianes del bosque
Refiriéndose a las acciones del primer caso de Kasula, el portavoz del PNKB, Hubert Mulongoy, afirmó en un informe: "El incumplimiento de las cláusulas no es motivo para atacar el parque. Hemos respetado más del 80% de estas cláusulas. Es cierto que a veces falta financiación, pero lo estamos intentando".
Se sabe que el portavoz del PNKB también acusó a Kasula de dirigir un ataque contra un convoy ministerial el mismo día en que estaba presente en el tribunal militar de Bukavu. También se sabe que Mulongoy lanzó acusaciones infundadas sobre la implicación de algunas ONG nacionales e internacionales de proporcionar armas a Kasula.
El respeto al 80% de las cláusulas al que se refería Mulongoy era el apoyo del PNKB a "la escolarización de niñas y niños indígenas y el reclutamiento de algunos de ellos como ecoguardias.
La declaración de Mulongoy no reconoce, entre otras cosas, el papel de la comunidad batwa como guardiana de los bosques. Las niñas y niños batwa no necesitan la escolarización del PNKB. Mulongoy y el PNKB les darán un mejor trato si se apartan y respetan el derecho de la comunidad batwa a gestionar y proteger su propio bosque ancestral. Eso también podría resolver sus preocupaciones sobre los escasos fondos del PNKB.
Lamentablemente, Mulongoy no es la única persona con esta perspectiva. A pesar de varios estudios que demuestran que los grupos indígenas de todo el mundo suelen hacer un mejor trabajo de protección de los bosques, parques y reservas, el concepto convencional de conservación, como el que sostiene el WWF, sigue prevaleciendo. Este concepto tan arraigado es producto del pasado colonial que se cierne como una nube oscura en la conciencia de la gente de hoy en día; sin tener en cuenta a aquellas personas cuyas y cuyos antepasados sufrieron las brutalidades de la colonización.
Existe una creciente demanda para y, en su lugar, apoyar la gestión de los recursos naturales por parte de los pueblos indígenas. Con el auge del movimiento Black Lives Matters (BLM), que se ha convertido en un llamamiento mundial contra la discriminación y la brutalidad, hay incluso esperanzas de que se produzca un despertar africano: el día en el que la región africana se una para denunciar las tendencias aparentemente inamovibles de . En el caso de la República Democrática del Congo se ilustra a través de la indiferencia de sus compatriotas hacia las luchas de la comunidad batwa y del resto de sus hermanos y hermanas indígenas.
Pero para Kasula, así como para los otros cinco hombres y las dos mujeres indígenas, el despertar de la descolonización y de la alterización son meras abstracciones que probablemente no van a salvarles de su inminente realidad.
Kasula permanece en la cárcel, tras ser detenido por segunda vez, y la libertad de las mujeres es temporal, ya que el caso sigue en curso; los otros cuatro hombres continúan también en la cárcel. Su situación actual no dista de la de todos las y los demás batwa de la RDC, e incluso de otros países. Su lucha por el derecho a la tierra y los impactos de haber sido desplazados y expulsados de sus tierras ancestrales durante décadas seguirán acechándolos.